Saturday, November 3, 2012

Eleciones municipales en Nicaragua

Daniel Ortega se puede robar las elecciones, puede amasar la fortuna más grande de Nicaragua, pero su dictadura es finita y Nicaragua volverá a ser república, como decía Pedro Joaquín Chmorro durante la dictadura de Tacho Somoza. Honor y gloria a todos los nicaraguenses que se estan preparando para las elecciones municipales. Reporten todo lo que puedan, por todos los medios posibles. La información nos hará libres. Saludos, Nicasio.

Las mil y una noches y Cien años de soledad (Parte IV y final)

La actividad sexual


La actividad sexual es uno de los campos más prolíferos para la exageración y el dato numérico. En la "Historia del mono jo¬venzuelo" Mahmud se casa con la hija del Sultán de El Cairo y después de describir su primera noche de amor, dice:

"De este modo continuamos, oh rey del tiempo, durante veinte noches, en el colmo de la embriaguez..." (II: 727)

En la "Historia del visir Nureddin..." Hassan Badreddin tiene una furtiva noche de amor con Sett-El-Hosn y la narradora dice:

"Y, ataque tras ataque, el ariete funcionó quince veces seguidas, todas las cuales le pare¬cieron deliciosas." (I: 203)

Alí-Nur, en la "Historia de Dulce amiga" escogió al azar una de las muchachas y le asestó "cuarenta asaltos de verdadero asalta¬dor..."(I: 141) En muchos aspectos, el tratamiento de la poten¬cia sexual en Las mil y una noches nos recuerda la exagerada capacidad de José Arcadio Buendía y las acrobáticas sesiones de Aureliano Segundo:

"La noche de bodas a Rebeca le mordió el pie un alacrán que se había metido en su pantufla. Se le adormeció la lengua, pero eso no impidió que pasara una luna de miel escandalosa. Los vecinos se asustaban con los gritos que despertaban a todo el barrio hasta ocho veces en una noche, y hasta tres veces en la siesta, y rogaban que una pasión tan desaforada no fuera a per¬turbar la paz de los muertos".(170)

Esta característica sin duda refleja una serie de valores inhe¬rentes a la sociedad en que han surgidos ambas obras literarias. El culto a la potencia sexual, sobre todo masculina, es un ele¬mento distintivo de nuestra cultura patrilineal, tradicionalmente dominada por el hombre. El simple hecho de que todavía nos di¬viertan estas hipérboles, es el mejor argumento para demostrar hasta qué punto esta concepción está inscrita en nuestro subcons¬ciente colectivo. La sensualidad en general, y el apetito sexual en particular, es una de las principales características de los ciclos de Las mil y una noches. Este espíritu, que aparece ya en la literatura indú más antigua y en la Grecia clásica, lo vemos recorrer toda la historia de la literatura mundial, reprimido y silenciado en la Edad Media por los rigores de la Iglesia Católi¬ca, azuzado y enaltecido por la fiebre del Romanticismo, estili¬zado y frígido bajo la mirada del Modernismo, reaparece en la literatura latinoamericana contemporánea con desenfado y alegría, libre de toda culpa, como parte de un contexto más general, exó¬tico y abundante, en el que la naturaleza juega el principal papel.

Dentro del contexto de las relaciones sexuales quiero men¬cionar el incesto, como otro punto de contacto entre Cien años de soledad y Las mil y una noches. El tema del incesto ha sido ampliamente discutido y considero que no necesito incidir más en el asunto. La historia de Cien años de soledad es la historia de las relaciones incestuosas de la familia Buendía. Las mil y una noches está lleno de relaciones endogámicas, que, aunque permitidas por los códigos sociales que rigen el mundo islámico, no dejan de reflejar la misma estructura incestuosa que observa¬mos en la novela. Burton anota en "El cuento del príncipe hechi¬zado" que:

"Un árabe cuen¬ta siempre con que puede casarse con la primera de sus primas, la hija del hermano de su padre, y si alguien se la disputa el resultado será la muerte y el odio eter¬no entre las familias. Con algunas va¬riantes suce¬día lo mismo entre los judí¬os, y en ambas razas los matriminios consanguíneos cayeron en desuso al observar sus ne¬fastos resultados (idiotez, sordera hereditaria, etc.) en razas mixtas como la inglesa y la anglo-ameri¬cana. Cuando un badawi habla de «la hija de mi tío» se refiere a su esposa, y es aquél el título más preciado, porque una mujer puede divorciarse pero la sangre es más espesa que el agua..."

Corroborando esta costumbre árabe se encuentran numerosos ejem¬plos en Las mil y una noches. En la "Historia del joven encanta¬do y de los peces" leemos:

"Mi padre gobernó durante setenta años y luego se ex¬tinguió en la misericordia del Distribui¬dor. Tras su muerte fui yo el rey y me casé con la hija de mi tío."(I: 62)

En la "Historia del visir Nureddin, y de su hermano el visir Chamseddin y de Hassán Badreddin" la disputa se da precisamente por no acatar tan alto honor.(I: 175) En la "Historia del médico judío" el gobernador general cuenta como a su hija mayor "en

cuanto llegó a la adolescencia, me di prisa en casarla, para lo cual la envié a El Cairo, a casa de un tío suyo, en espera de que se casara con uno de mis sobri¬nos y, por tanto, primo de ella."(II: 550)

No obstante el matrimonio entre hermanos está terminantemen¬te prohibido. En la "Historia del primer saalik" se consigna el caso de dos hermanos que se amaron con pasión provocando la furia del Altísimo.(I: 103) De esta manera podemos ver que el incesto de Cien años de soledad tiene un precedente muy importante en Las mil y una noches.

La circularidad y la repetición


Otras características comunes a estas dos obras son la es¬tructura circular y la repetición. En Cien años de soledad la circularidad se manifiesta, entre otras maneras, por medio de la repetición de los sustantivos, creando así una ilusión reiterati¬va que pasará a ser uno de los leit-motif de la novela. Una de las instancias más memorables es la que se refiere al devenir del tiempo y la respuesta tautológica del interlocutor: "Cómo pasa el tiempo." "Así es, pero no tanto". Tal fue la respuesta que Ursu¬la dio a José Arcadio Segundo cuando lo encontró hecho un salva¬je, leyendo los manuscritos en el cuarto de Melquíades:

"Al de¬cirlo, tuvo conciencia de estar dando la misma réplica que reci¬bió del coronel Aureliano Buendía en su celda de sentenciado, y una vez más se estremeció con la comprobación de que el tiempo no pasaba, como ella lo acababa de admitir, sino que daba vueltas en redon¬do.(409)

Esta tesis la corrobara Pilar Ternera en otra frase memorable de la novela, cuando Aureliano Babilonia, muriéndose de amor, llegó a buscar consuelo en su regazo:

"No había ningún misterio en el corazón de un Buendía, que no fuera impenetrable para ella, porque un siglo de naipes y de experiencia le había enseñado que la histo¬ria de la familia era un engranaje de repeticiones irreparables, una rueda gira¬toria que hubiera seguido dando vueltas hasta la eter¬nidad, de no haber sido por el desgaste progresivo e irremediable del eje."(470)

En Las mil y una noches las reiteradas fórmulas "Pero cuando llegó la noche siguiente..." y "Sherezada advirtió que llegaba la aurora y calló discretamente" comportan una circularidad que define uno de los principales atributos de la obra. Estas volu¬ciones cíclicas, independientes del devenir narrativo, marcan los hitos cronológicos del tiempo vivencial del discurso. Las breves noches de Sherezada no concuerdan con las largas noches de lectura, creando así una distinción entre la cronología del lec¬tor y la de del auditorio de la narradora. En forma análoga, los ciclos temporales de Cien años de soledad y los ciclos narra¬ti¬vos, no concuerdan en el plano de la narración, distinguiéndose a la vez de la cronología extratextual de nuestra lectura. Vemos pues, como esta estructura temporal, fundamental para la compren¬sión de la novela, tiene su precedente inmediato en Las mil y una noches.



La narración y sus espejos

El último punto que quiero destacar se refiere a la creación de ilusiones ópticas y pespectivistas, ilusiones que se destacan tanto en Cien años de soledad como en Las mil y una noches. La metáfora del espejo es fundamental en la novela de García Már¬quez, tal y como se deja ver claramente en el paradigma final: "Sin embargo, antes de llegar al verso final ya había comprendido que no saldría jamás de ese cuarto, pues estaba previsto que la ciudad de los espejos (o los espejismos) sería arrasada por el viento y desterrada de la memoria de los hombres..."(492-493)

Esta metáfora define en forma retroactiva la lectura del texto, plasmando los hechos narrados en una superficie azogada que re¬produce falsamente otra realidad ausente en el texto, creando así una secuencia de realidades concatenadas, que se iluminan y complementan mutuamente. Es a la luz de esta figura que podemos comprender mejor la vida de la familia Buendía, las repeticiones de los sustantivos y los atributos, la naturaleza cíclica del tiempo y las disparidades entre la realidad y el recuerdo. En Las mil y una noches la metáfora del espejo es la técnica cen¬tral, por medio de la cual las narraciones pueden extenderse, de noche a noche, hasta completar el ciclo infinito que sigue vi¬viendo en la imaginación y el recuerdo de los lectores. La pro¬liferación de historias en Las mil y una noches diseña una técni¬ca basada en la proyección del espejo, por medio de la cual un personaje cuenta una historia, cuyo personaje a su vez cuanta otra historia, y así sucesivamente. Esta técnica, que luego Cer-vantes usaría magistralmente en El Quijote, ejemplifica, si no el procedimiento, el diseño narrativo que impera en Cien años de soledad.



Conclusiones

Como hemos visto es de todo punto de vista indudable la influencia que Las mil y una noches ha ejercido en Cien años de soledad. En este trabajo se ha demostrado esta influencia cote¬jando la presencia en ambas obras de diferentes recursos técni¬cos, tales como la repetición, la estructura circular y la metá¬fora del espejo; de elementos de contenido que van desde la pre¬sencia del imán como fuerza mágica y desaforada, hasta el uso de los números, el in¬cesto y la endogamia; y anotando la importancia que tienen en sendas obras, conceptualizaciones abstractas de orden teológico y sociológico que determinan el comportamiento de los personajes y la concepción de la obra. También se ha demos¬trado que a pesar de las numerosas influencias, la presencia textual de Las mil y una noches en Cien años de soledad es, en realidad, una artimaña más del autor, siempre proclive a poner este tipo de "cáscaras" al lector, como parte de una concepción lúdicra de la obra lite¬raria. El libro descuadernado que lee Aureliano Segundo y que más tarde memorizará Aureliano Babilonia, representa sin duda Las mil y una noches, pero es imposible de¬mostrar a ciencia cier¬ta que se trate en realidad de dicha obra, ya que las referencias de que disponemos no concuerdan con ningu¬na de la narraciones de las ediciones conocidas hoy en día. La literatura, como las otras manifestaciones del arte, se nutre tanto de la realidad y la imaginación, como de la literatura misma, y de esta manera es capaz de crear su propia realidad. Esto es al fin y al cabo, la grandeza del arte.