Acabo de
ver la película Kill The Messenger, dirigida por Michael Cuesta. Les recomiendo
que la vean. No sólo es una película entretenida y bien hecha, sino que para
nosotros los nicaragüenses tiene especial interés. La película cuenta la
historia de Gary Webb, el periodista que en 1995 reportó que la CIA había
estado involucrada en el contrabando de cocaína a los Estados Unidos para
financiar a la Contra. Los dos nicaragüenses involucrados en el escándalo son
Danilo Blandón, interpretado por Yul Vazquez, y Norwin Meneses, interpretado
por Andy García. Hay una escena muy divertida donde Gary Webb va a la cárcel de
Tipitapa para entrevistar a Meneses, y mientras conversan Meneses practica
tiros de golf con su 5 de hierro desde el patio terroso de la cárcel. Como
todos saben, el escándalo de crack por armas para la Contra ha sido negado
muchas veces por la CIA pero hay amplia evidencia que fue cierto. No sabemos si
Ronald Reagan sabía lo que se estaba haciendo. Se investigó hasta el cansancio
la venta de armas a Irán pero la conexión con la cocaína siempre se ha
mantenido como secreto de estado. La película vale la pena también por su
interés humano y por el precio que tuvo que pagar Gary Webb quien perdió su
trabajo y finalmente fue encontrado muerto en su casa con dos tiros en la
cabeza. La policía concluyó que fue suicidio. ¿Cómo se pega uno dos tiros en la
cabeza? Espero que la disfruten.
http://www.focusfeatures.com/kill_the_messengerSunday, October 12, 2014
Sunday, September 14, 2014
Un continente llamado Alaska
© Nicasio Urbina
Alaska es el continente
desconocido, la última frontera, un territorio tan inhóspito que aún hoy en día
su población no ha pasado los 710,000 habitantes, en un territorio que es dos
veces el tamaño de Texas, con un millón y medio de kilómetros cuadrados. Desde
su descubrimiento en 1732 por los rusos Gvosdev y Fyodorov, después en el viaje
demencial de Bering en 1741, pasando por la fiebre del oro en el río Yukón y en
el Nome; luego con la explotación industrial del salmón, y finalmente con el
descubrimiento de petróleo en grandes cantidades en la costa ártica, Alaska ha
sido una fuente de riqueza y de aventura para los Estados Unidos. Los 7.2
millones de dólares que los rusos pidieron por el territorio fue recuperado en
los primeros años con el comercio de pieles de focas, alces y nutrias. La venta
de Alaska a los EEUU fe uno de los peores negocios de bienes raíces de la
historia de la humanidad, para los vendedores por supuesto, solo comparable a
la compra de Luisiana a los franceses por 15 millones de dólares en 1803.
Además de su enorme riqueza material Alaska es de una
belleza excepcional. Pocas regiones tienen el encanto maravilloso y la
inmensidad desolada que tienen Alaska. En
más de un millón de kilómetros cuadrados de montañas inmensas cubiertas de
nieve, hay tantos picos que la mayoría ni siquiera tienen nombre. Hay 44 mil
kilómetros cuadrados de glaciares inmensos que en su lento desplazarse por los
riscos esculpen los fiordos, capas de hielo de decenas de metros de altura que
en su mágico cromatismo nos dan todos los
tonos de verde, de azul, de agua marina; rosadas algas y marrones cuadros
figurativos. Tres millones de lagos adornan esta maravilla de la naturaleza. El
archipiélago de las islas Aleutianas se compone de trescientas islas
volcánicas, y se extiende en el océano Pacífico por mil doscientas millas. La
mina de oro y el pozo de petróleo ha sido suplantado ahora por el turismo y la
industria sin chimeneas. Cienes de cruceros llegan a sus puertos entre los
meses de mayo y agosto, los únicos meses vivibles para los animales tropicales
que no podríamos sobrevivir hasta octubre en esas latitudes.
Como ha sucedido en la mayoría del mundo colonizado, la
peor parte la llevaron los indígenas de Alaska. Los esquimales o inuits, los
alapanes, los aleutianos, los tiglis, los yup´ik, los unanga, los tanana, los
tlingit, y muchos más; todos los grupos étnicos que habían vivido por miles de
años en esas tierras antes de la llegada de los blancos, vieron sus tierras
ocupadas, sus ríos minados para pescar el salmón, y sufrieron la invasión de
miles de mineros atraídos por la quimera de una fortuna fácil. Hay decenas de
grupos indígenas y decenas de lenguas en Alaska, pero como dice Mrs. Murphy en
la novela de James A. Michner del mismo nombre, “Alaska tiene ocho grupos
indígenas importantes, cuatro indios, dos esquimales, y dos aleutianos, y ante
de la llegada de ustedes todos vivían en paz” (pag. 742, traducción mía). Comerciantes inescrupulosos los volvieron
alcohólicos y les cambiaban sus valiosas pieles por unos cuantos barriles de melaza.
Cuando las primeras enlatadoras de salmón empezaron a surgir, les prohibieron pescar en
sus ríos, relegándolos a los riachuelos más remotos y pobres. Acusándolos de perezosos y no confiables, los
empresarios estadounidenses no los contrataban para trabajar en sus empresas,
prefiriendo importar trabajadores de China o de los “los 48 estados contiguos”
como se les llama allá a los estados del continente. “Estúpidos, ladrones y
sucios” eran los calificativos que a menudo acompañaban a cualquier referencia
a los indígenas. Con la entrada en vigor de la ley Jones en 1920, que obligaba
a que solo barcos construidos en los EEUU, tripulados por gringos y navegando
bajo bandera norteamericana, pudieran llevar mercancías a Alaska, encareció
todos los productos que se vendían en el territorio. La falta de competencia y
el monopolio de la compañía Ross & Raglan hacía que una lata de frijoles
costara 10 veces lo que costaba en Seattle o Hawaii. Hasta que finalmente, en
1959, después de una larga campaña de cabildeo, se modificó la ley Jones y se
le concedió estadidad a Alaska, las cosas empezaron a cambiar un poco. Aun así,
un litro de leche en Alaska sigue costando $10 y $12 en muchos pueblos remotos
del estado, donde la única forma de llegar es por aire y los costos agregados
son altísimos.
La belleza
monumental de esta península lleva al viajero a reflexionar sobre la ínfima
condición humana y la magnificencia de la naturaleza. El Denali (Mount McKinley
para los anglófonos) es la montaña más alta de Norteamérica y tiene 6,168 metros
de altura, cubierta de nieve los doce meses del año, es el monumento central de
esta multitud de montañas impresionante que es el Parque Nacional de Denali.
Nosotros apenas viajamos por lo que se conoce como el “bajo Alaska”, es decir,
el pasaje interno que va entre las Islas Reina Carlota y el continente. Llegamos
a Ketchikan una mañana esplendorosa de julio. La temperatura era de 22 grados
centígrados, con el sol brillando como un dios. Ketchikan es un pequeño puerto
que vive principalmente del salmón y del turismo. Está considerada como la
capital mundial del salmón, y por ser la ciudad más meridional de Alaska, es la
primera parada de todos los viajeros. El pueblo se recorre en una hora y está
lleno de tiendas que venden cuchillos, pieles, salmón en todas sus formas y
empaques, piedras preciosas, semipreciosas y nada preciosas; y recuerdos y
suvenires de todo tipo. Lo más espectacular de Ketchikan es el fiordo Misty,
situado a unas 40 millas del puerto. La mañana que nosotros navegamos por esos
estrechos cañones, en el Solstice Celebrity, un crucero de tres mil personas,
con el cielo despejado pero con una bruma delicada que se deslizaba por las
montañas como en un sueño, el capitán piloteaba la nave con suavidad,
acercándose lo más posible al glaciar para deleite de los pasajeros. Ver esas
enormes montañas a unos pocos metros del mar, algunas cubiertas de nieve,
frente a un glaciar milenario que avanza a razón de unos centímetros por año.
Pensar que esa capa de hielo va trabajando la piedra como un escultor en su
estudio, y que cada arista, cada promontorio, cada hendidura que vemos ha sido
tallada por esta inmensidad. A lo largo y ancho del glaciar los colores cambian
según la luz y la intensidad del sol: el hielo se pone azul, verde tierno,
rosado en algunas partes. Pocas escenas son de tal belleza y tranquilidad. Los
pasajeros en silencio observan esta maravilla del mundo natural y apenas se
escuchan los suspiros y las exclamaciones de admiración.
Vamos
navegando de regreso, saliendo del fiordo y de repente alguien grita: ¡Ballena
a la vista! Y todos buscamos en aquella inmensidad señales de un gigantesco
mamífero. “¡A babor! ¡A las once en
punto¡” dice el Capitán, “pueden ver una ballena con su cría”. Todos nos aprestamos
a mirar en esa dirección. Algunas personas corren hasta ese lado de la nave. No
se ve nada. Falsa alarma. A menudo la gente asegura haber visto delfines,
ballenas, focas, pero muchas veces sólo unos cuántos los ven. Con mis
prismáticos paseo la vista por el horizonte. De repente una aleta sobresale de
la superficie, se ve un remolino, se ve una cabeza que expele un chorrito de
agua. Luego se ve un cuerpo más pequeño saltando a su lado. Todo el mundo
exclama y dispara sus cámaras sin parar. Luego se ve una cola surgir de la
superficie y luego desaparece en el agua. Todos quisiéramos verla saltar como
en los programas de Discovery, pero no es el caso. Hay que conformarse, como
con las estrellas de Hollywood, con ver solamente un instante fugaz.
Este es un
mundo fantástico y desconocido para mí, animal tropical acostumbrado a los
guapotes del lago Cocibolca. En la próxima entrega hablaré del Pasaje Interno,
el canal entre el continente y las islas del Archipiélago de Alejandro. Hablaré
de Juneau, de Skagway, y de algunas otras maravillas de este continente llamado
Alaska.
Saturday, September 6, 2014
Poetas de las dos Granadas
POETAS
DE LAS DOS GRANADAS
(Antología)
Nicasio Urbina y Pedro Enríquez (Editores)
Dos ediciones simultáneas
AYUNTAMIENTO DE GRANADA, ESPAÑA
ACADEMIA NICARAGUENSE DE LA LENGUA
FESTIVAL DE POESIA DE GRANADA, NICARAGUA
2014
Es
un gusto para nosotros presentar esta primera antología de poetas de las dos
Granadas. Este proyecto surgió hace ya varios años, con la visita de Pedro
Enríquez a la Universidad de Cincinnati, donde Nicasio Urbina es profesor de
Literatura Latinoamericana, como una idea de hermanar estas dos ciudades
homónimas a través de sus poetas. La Granada de España, milenaria, multicultural,
poseedora de una acervo poético enorme, con su belleza natural, su arquitectura
y su historia fascinante. Y por el otro lado la Granada de Nicaragua,
centenaria, con un pasado indígena importante, con una historia literaria
notable en el siglo XX, con una vocación lacustre y comercial. Estas dos
ciudades comparten un amor por la literatura y por la poesía que hemos tratado
de aprehender en esta Antología.
(Antología)
Nicasio Urbina y Pedro Enríquez (Editores)
AYUNTAMIENTO DE GRANADA, ESPAÑA
ACADEMIA NICARAGUENSE DE LA LENGUA
FESTIVAL DE POESIA DE GRANADA, NICARAGUA
Granada, España
Federico
García Lorca
Elena
Martín Vivaldi
Luís
Rosales
Juan
Gutiérrez Padial
José Carlos Gallardo
Pablo
Luis Ávila
Rafael
Guillén
Rosaura
Álvarez
Esperanza
Clavera
Carmelo
Sánchez Muros
Enrique
Morón
Antonio
Carvajal
Juan J.
León
Juan de
Loxa
José
Heredia Maya
Álvaro
Salvador
Javier
Egea
Ángeles
Mora
Juan Carlos Rosales
Antonio
Enrique
Miguel
Ávila
Antonio
Jiménez Millán
José
Lupiáñez
José
Gutiérrez
Pedro
Enríquez
Fernando
de Villena
Luís
García Montero
Francisco Acuyo
Granada, Nicaragua
José Coronel Urtecho
Manolo Cuadra
Pablo Antonio Cuadra
Joaquín Pasos
José Cuadra Vega
Enrique Fernández Morales
Francisco Pérez Estrada
Ernesto Mejía Sánchez
Ernesto Cardenal
Carlos Martínez Rivas
Fernando Silva
Ernesto Gutiérrez
Eduardo Zepeda-Henríquez
Raúl Xavier García
Nicolás Navas
Francisco Arellano Oviedo
Pablo Centeno Gómez
Francisco de Asís Fernández
Jorge Eduardo Arellano
Guillermo Menocal
Michele Najlis
Humberto Avilés
Alejandro Bravo
Isolda Hurtado
Fernando Antonio Silva
Alvaro Rivas
Fernando López
Nicasio Urbina
Emilio Zambrana
Introducción
Como
en toda selección, se podrá decir que esta Antología no es completa. Es cierto.
Sería imposible incluir a todos los poetas granadinos españoles cuya historia
poética se remonta a los poetas mozárabes, y por otro lado sería absurdo
compararla con un siglo de poesía de Granada, Nicaragua. Como toda antología la
presente pretende ser una muestra representativa de los poetas de las dos
Granadas, poetas nacidos en las ciudades o poetas que han adoptado esa ciudad
como suya. El principal criterio de escoger los poemas ha sido que de una forma
u otra rindan homenaje a estas dos ciudades, delimitando, en la Granada
andaluza, la inclusión de los poetas desde Federico García Lorca (1898) hasta
los nacidos con anterioridad al año 1960, por motivos de equilibrio entre el
número de nombres de las dos Granadas y número de páginas de la presente
antología que, tal vez en nuevas ediciones, pueda verse incrementada con poetas
que merecerían igualmente encontrarse entre sus páginas. Como en un juicio se
denomina fallo al veredicto, está demás decir que la selección de poetas y de
poemas reunidos representa el gusto de los antólogos y que sólo nosotros somos
responsables por sus omisiones y sus defectos, aunque en el transcurso de la
elaboración del contenido de este trabajo han surgido curiosas anécdotas. Una
de ellas es la relatada por el poeta Juan de Loxa, refiriendo que esta
antología ya se había pensado en el año 1972, en París, por los poetas
nicaragüenses Pablo Centeno e Iván Uriarte, y por él mismo desde la Granada
española, siendo el destructivo terremoto de ese mismo año sufrido por
Nicaragua quien detuvo aquella idea para trocarse en búsqueda de ayuda
humanitaria. Han transcurrido 42 años para que sea una realidad tangible,
haciendo constancia del ingente trabajo que ha supuesto reunir biografías y
poemas de 55 poetas.
Entrando
brevemente en el contenido de esta Antología, comienza con Federico
García Lorca, el poeta mayor de Granada, y como debía de ser, con su romance de
las tres manolas titulado “Granada”, canción de enorme belleza y misterio
poético cuya significación final continúa siendo una interrogación: ¿quién es
la cuarta manola de “las tres y la cuatro solas”? Lorca nos describe a estas
bellas mujeres pero al mismo tiempo nos acosa con preguntas, nos incita y nos
intriga. La poesía, que es misterio y es revelación, se nos presenta aquí con todos
sus atributos, su belleza y su interrogación. De El diván de Tamarit
incluimos “Gacela de la huida” cuya reflexión sobre la muerte se cuenta entre
las más hermosas que nos ha dado la poesía. La sección de poeta nicaragüenses
empieza con José Coronel Urtecho, maestro de la generación de Vanguardia y
poeta de refinada elección. Empezamos con otro misterio poético, el “Parque No.
10”, donde el cadáver de Narciso nos espera frente a los espejos y donde nos
interroga la vanidad y la belleza. ¿Qué somos detrás de este cuerpo que se cree
bello y que se viste con corbatas de fantasía? Dos poetas mayores, cada uno
desde su Granada, interrogando la tradición literaria y la vida. Hemos incluido
“Torre de la Merced” esa “torre inalámbrica de golondrinas” por su valor
literario, por cuestionar al lenguaje y a la poesía. Y teníamos que incluir
“Hipótesis de tu cuerpo” por ser acaso uno de los mejores poemas de Coronel
Urtecho.
Pero
si tuviéramos que escoger un punto de contacto entre estos dos grupos de poetas
granadinos pensamos que sería Luis Rosales, poeta central de la tradición
literaria española, y poeta que tuvo también
amistad profunda con los poetas nicaragüenses, especialmente con Pablo
Antonio Cuadra y con Fernando Silva. En su poema “Nadie sabe hasta dónde puede
llevarle la obediencia” leemos aquel verso inicial “Me gustan recordar que he
nacido en Granada”. Poema homenaje a una ciudad que lo vio crecer, que lo vio
formarse literariamente y que lo vio sufrir el dolor y la humillación. Similar
es la admiración de Pablo Antonio Cuadra por Granada en su hermosísimo poema
“Soneto a Granada” donde el poeta, de la mano de Quevedo, busca su recuerdo y
solo encuentra desolación y dolor. Luis Rosales y Pablo Antonio Cuadra son los
dos poetas centrales de esta Antología,
son como la columna vertebral que hermana y sostiene este corpus, y el
poema de ese encuentro es sin duda “A Luis Rosales”, donde Pablo Antonio lee a
Rosales mientras reflexiona sobre el “cañón roído por el sarro” y la materia de
la escritura. Creo que no hay diálogo más fructífero que el de estos dos poetas
grandes en su arte y en su generosidad. Fernando Silva es el otro poeta que
hace también honor a Luis Rosales en su “Dibujo a lápiz de Luis Rosales”, poema
en el que rescata la visita del poeta a Nicaragua en una evocación memoriosa y
creativa del poeta español. Podemos entonces tomar a Luis Rosales como el eje
central de esa conexión entre las dos Granadas a partir de las cuales se da una
polinización, una fertilización poética que continúa hoy en día y que esperamos
que esta Antología avive.
No
vamos a justificar cada una de las selecciones, quede esta breve reflexión como
ejemplo del trabajo que nos ha llevado a los resultados que ahora presentamos.
Nicasio Urbina y Pedro Enríquez
Friday, September 5, 2014
A Most Wanted Man
Hoy vi la película
A Most Wanted Man, del director
holandés Anton Corbijn, y me gustó mucho. Es un thriller, una película de espionaje, pero no es la típica película
de espionaje de Hollywood. Tiene mucho de la tradición europea del cine, más
pausada, menos espectacular, más realista, menos estereotipada. Está basada en
una novela de John le Caré del mismo título, que un maestro de la intriga
internacional. El personaje principal lo interpreta Philip Seymour Hoffman,
quien como recordarán, murió hace poco de una sobredosis. Me gustó mucho su personaje, parecido al que
interpreta en The Ides of March,
fumador empedernido, bebedor, obsesionado con su trabajo y excelente a ello. Esta
fue la última película que rodó Hoffman antes de morir. En el film van a ver un
Hamburgo sucio y marginal. No se muestran los espacios centrales de la ciudad.
Van a ver los problemas de la lucha contra el terrorismo pero no desde la
perspectiva triunfalista que presenta generalmente el cine norteamericano. Van
a ver la complejidad de la inmigración en Europa y las diferentes fuerzas que
trabajan en contra-terrorismo en Alemania. La abogada idealista es representada
por la bella Rachel McAdam, que cae víctima de su buena voluntad y los macabros
manejos del contra-terrorismo internacional. Van a ver a la comunidad chechena-musulmana
en Hamburgo, la mafia rusa, el servicio secreto alemán, y por supuesto, la
inteligencia norteamericana. Esta película es todo lo contrario de One Hunderd Foot Journey. Aquí al final
todo el mundo sale jodido, como en la vida real, se logran los objetivos pero
todo el mundo queda con cicatrices, quizás no tan profundas como las de Issas
Karpov, el co-protagonista de la película, mitad chechenio y mitad ruso, pero
con citatrices. Si les gustan las películas de intriga y el cine de cierta
profundidad dramática no se la pierdan.
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