Tuesday, July 17, 2012

El valle sagrado

Saliendo de Puno enfilamos hacia el norte, con dirección a Cuzco, El valle sagrado, y Machu Picchu, el destino final de todo viajero de estas tierras míticas. A medida que uno se va acercando entiende por qué los incas escogieron ésta como capital del imperio del Tahuantinsuyo. Aquí la tierra es más fértil, el río Urubamba recoge el agua de los grandes glaciares y la canaliza suavemente por el lecho pedregoso del río, el clima es más benigno ya que la altura baja a 3200 metros sobre el nivel de mar, y las vías de comunicación con todas las secciones del imperio se hacen más fáciles por su posición estratégica y su centralidad.


Cusco era la capital del imperio, desde aquí el Inca manejaba los asuntos de estado, organizaba sus nuevas campañas, enviaba a sus chaskis con mensajes importantes hasta los puntos más remotos del imperio. Hoy es la capital turística del Perú, ya que es la ciudad más bonita y pintoresca del país y puerta de entrada para los que quieren visitar Machu Picchu, principal destino turístico del país. Aun así Cuzco todavía no tiene un aeropuerto internacional. El centralismo limeño no lo ha permitido y quieren que los visitantes pasen una noche en Lima a la entrada y una a la salida. ¡En todos lados se cuecen habas! En Cuzco no se necesita ser arqueólogo para ver las diferentes capas históricas en sus construcciones. Las bases están hechas de piedra cantera, algunas bellamente talladas, son los muros de los incas; otras más burdas y con bastante mortero son los muros de los incapaces, es decir, los españoles. De un metro para arriba las paredes están repelladas y pintadas de blanco. Esto es porque los españoles se robaron las piedras de los muros originales para construir sus propias casas, y luego hubo que reconstruir los muros con ladrillo cuarterón o con bloque de concreto. Los balcones de madera labrada es una de las bellezas de esta ciudad, especialmente en las casas alrededor de la Plaza de armas, pero en muchas casas del casco antiguo se pueden apreciar estos balcones tallados al estilo mozárabe. Los techos son de teja de barro colonial, como en el resto de América, y las ventanas varían según el tipo de construcción y su función. Las calles angostas y de piedra son de una belleza especial, ideales para caminar con su pareja suavemente abrazados por la cintura, disfrutando de la luna llena en una de las ciudades más antiguas del mundo, excepto que las aceras son tan estrechas que hay que ir en fila india y teniendo mucho cuidado que los microbuses que transportan a las hordas de turistas, no te vayan a partir la cabeza con los espejos, ahora convertidas en armas de ataque medieval.

Si al llegar a Cusco no estás aburrido de ver iglesias, aquí te puedes regodear con la Catedral renacentista y barroca, con la Iglesia de la Compañía (Jesuita por supuesto), la Iglesia de La Merced construida en 1535, el Convento de Santa Catalina, el Museo de Arte Religioso, y la iglesia de San Blas, y muchas más. Cada una es de una riqueza impresionante y requiere de varias horas para disfrutarlas como se debe. En la Catedral se le reza al Cristo de los Temblores, deidad muy importante en un país como Perú dado a los terremotos. Este es uno de los muchos Cristos negros que hay en el país. El cuadro de la última cena nos muestra a Cristo y los apóstoles cenando cuy (conejillo de indias) y bebiendo chicha, aunque sus facciones siguen siendo totalmente rafaelistas.

Como en La Paz, Río de Janeiro o Medellín, Cusco está rodeado de montañas donde se han extendido los barrios pobres de la ciudad, de forma que son los pobres lo que tienen la mejor vista. ¡Por lo menos algo que tengan los pobres! Pero esto también le da a la ciudad una vista preciosa desde el centro. Cuando uno camina por sus calles de noche, a cada esquina se encuentra con escenas preciosas de sus edificios coloniales, con el trasfondo de las montañas salpicadas de luces. El espectáculo es memorable y sumamente romántico. Quizás por eso hay tantos artistas enamorados en esta ciudad heterogénea. El barrio de San Blas, donde estamos parando, está lleno de pintores y artesanos, de poetas y escultores. Esto también atrae hordas de trotamundos jipiosos que se sientan en los parques y en las aceras a vender sus chucherías, fumar marihuana y pasar una botella de pisco.

Para ir a Machu Picchu hay que tomar el tren, única forma de llegar al sitio sagrado de los Incas. La distancia es de 92 Km y toma 3 horas y media, a la velocidad vertiginosa de 30 km por hora. Si lo que queremos es velocidad se le recomienda al viajero que vaya mejor a las autopistas alemanas. Aquí el tiempo transcurre con lentitud y lo importante es disfrutar el camino, observar como va cambiando la vegetación mientras se baja de los 3200 metros a los 2350 metros sobre el nivel del mar. La línea férrea corre paralela al río Urubamba, arteria central del valle sagrado, y poco a poco el clima se va volviendo subtropical, la vegetación más exuberante, las orquídeas empiezas a poblar las ramas de los arboles, las bromelias florecen ante los ojos del viajero, y los mosquitos hacen su aparición por primera vez en el viaje. Finalmente se llega al poblado de Aguas Calientes, al pie de las montañas sagradas.

En Aguas Calientes se toma un autobús que lo lleva a uno por un camino zigzagueante hasta la entrada a Machu Picchu. He aquí el sitio tanto tiempo esperado. La ciudad está dividida en dos partes: la ciudad de la élite intelectual y religiosa, y la ciudad de los agricultores que trabajaban para alimentar a todos los habitantes. También hay una pequeña sección dedicada para los visitantes que llegaban a la ciudad en misiones especiales. Dos cosas quedan claras en la visita al sitio: 1) que era un centro de estudio intelectual y espiritual. 2) que su construcción llevaba probablemente 100 años en curso y no había sido terminada cuando se tomó la decisión de abandonarla, probablemente para protegerla de las mesnadas españolas. Los habitantes distinguidos de Machu Picchu eran astrólogos que estudiaban el comportamiento de los astros, y dirigían la construcción del Intihuatana o calendario solar que marcaba exactamente el solsticio de verano y el solsticio de invierno. El sitio está rodeado de 4 montañas sagrados o Apos, Machu Picchu o montaña vieja es el principal, al sur, y Hiran Brigham, el descubridor científico del sitio lo tomó como nombre para el complejo urbano. No sabemos en realidad cómo le llamaban los incas de la época. Huayma Picchu o montaña joven, está al sur. El edificio más importante es el Templo del Sol, el único edificio circular en todo el complejo. El clima en estos riscos es muy cambiante. El día de nuestra visita tuvimos tres climas diferentes: sol resplandeciente al principio, frío ventoso por la tarde, y lluvia hacia la hora del crepúsculo. Fue interesante ver como cambian la perspectiva y las tonalidades de las piedras según el clima. No voy a fatigar a los lectores con detalles y que pueden leer en las múltiples páginas y libros que hay dedicadas a este tema. Basta decir que visitar Machu Picchu es una experiencia espiritual. La calma que se experimenta en este recóndito y secreto lugar es especial. Aun cuando se está rodeado de miles de turistas uno puede encontrar un espacio para sentarse y meditar.

El día de nuestra visita se celebraba la carrera de velocidad por el camino Inca. Alrededor de 45 competidores salieron del Km 82 a las 8 am y la meta era el km 111 o Machu Picchu. Esta carrera hace honor a los chaskis del imperio inca. El ganador que llegó a la ciudad sagrada a las 2 pm un fue un nueva zelandés. que cuando lo felicité por ser un chaski posmoderno me preguntó que qué cosa era un chaski. El hombre se habrá preparado muy bien físicamente pero se ve que no leyó ni un folleto de historia inca. Me decía mi guía que esta carrera era solo para extranjeros, ya que entre los nativos el record se mantiene a 3 horas y 45 minutos. Esa noche también había una fiesta en Aguas Calientes para celebrar el aniversario de cuando Machu Picchu fue declarada una de las siete maravillas del mundo moderno por la UNESCO.

El Valle Sagrado es el fértil valle del río Urubamba, desde Pisac hasta Cuzco. En ese espacio de 50 kms. se encuentran los poblados de Ollantaytambo, Chincheros, famoso por sus tejidos y sus arco iris, Salinas de Maras famosa por su sal, y muchos pueblitos más, cada uno con sus costumbres, su chicha, sus sombreros, sus trajes y sus bailes. En el camino también se encuentran muchas ruinas de interés arqueológico e histórico, pero para el viajero que ya está cansado de ver tanta piedra y tantas montañas, una buena cena en uno de los numerosos restaurantes que ofrece Cuzco, y un par de buenos piscos acholados te aseguran una noche feliz y reparadora. Ha llegado el momento de regresar a casa. Ha sido un viaje interesantísimo, en el que hemos aprendido mucho, hemos caminados al menos 75 millas, hemos recorrido 2911 millas en autobús, tren, barco y avión. Hemos probado decenas de platos típicos, y regresamos a Cincinnati enriquecidos y con mayor aprecio de esta cultura especial y valiosa. Hasta pronto y muchas gracias por acompañarnos en este viaje. Saludos a tod@s.

El lago en el techo del mundo

El lago navegable más alto del mundo es el lago Titicaca. Los peruanos dicen que el lado “titi” es el de ellos, y el “caca”, el de los bolivianos. Yo he estado con anterioridad en este lago del lado boliviano y allá la historia es la contraria. Esta por supuesto es una broma escatológica que se disfruta mucho en tercer grado de primaria. Lo cierto es que la pronunciación en quechua es /titikjakja/ que significa “jaguar de piedra”, y el aimara /titikjala/ con el mismo significado. Si estudiamos la forma del mapa podemos ver la figura de un jaguar en posición de asalto para comerse a un conejo. Este lago está a 3800 metros sobre el nivel del mar. Del lago Titicaca se puede decir lo mismo que de Nueva York: “if you make it here, you can make it anywhere”. El soroche o mal de altura es uno de los principales enemigos de los turistas en estas tierras, y Puno, la ciudad del lado peruano por la que se tiene acceso al lago, está entre las más altas de Perú. Para un animal tropical como yo este es un lugar para visitar rápidamente y partir. La temperatura del agua es de 9°C todo el año, y la ciudad es fría también con la única diferencia que de agosto a noviembre llueve y hace frío, y el resto del año hace un frío seco. Por su altura es sol es esplendoroso y en estos días casi no hay nubes en el cielo azul. Es un espectáculo maravilloso ver el cielo despejado de un color azul fuego, unirse en el horizonte con el azul celeste de las aguas del lago.


El lago Titicaca es el tercer lago en extensión en América Latina, siendo el primero el Lago Maracaibo, y el segundo el lago Cocibolca. En el lago hay cinco grupos de islas importantes y cada una tiene su cultura especial y sus bellezas. La más cercana a la bahía de Puno son las islas flotantes de Uros. Esta es la más singular de todas. Las islas son construidas sobre raíces enormes de la familia de la remolacha, y sobre ella se superponen capas de totora, una fibra que crece silvestre en el lago. La comunidad está compuesta de aproximadamente 50 islas, y no se sabe exactamente desde cuando esta gente vive aquí. Según ellos son los primeros pobladores de la tierra. Uros significa en quechua “el principio”. Los historiadores más serios piensan que fueron desplazados de tierra firme por ahí del siglo X. La vida en una isla de totora es sumamente dura. Las islas son pequeñas, las casas son hechas también de totora, por lo que los incendios son un peligro diario. Encender un fuego dentro de la casa para calentarse es un acto suicida. Cocinan su comida en fogones fuera de la casa, sobre piedras. Viven de la pesca, la caza de pequeñas aves marinas, y del turismo. Visten trajes de gran colorido sin bordados como los trajes tradicionales de los indígenas peruanos. Las faldas compuestas de múltiples capas los protegen del frío, usan blusa y chaleco, todo de colores diferentes y vivos. Llama la atención la alegría con que reciben a los turistas, lo cual es entendible ya es su principal medio de subsistencia, pero esto no es muy común entre otros grupos indígenas que son más bien reservados y distantes con los extranjeros, aunque les estén pagando. Con totora hacen también sus barquitos, parecidos a una canoa egipcia. Para pasear a los turistas han diseñado una especie superbarquito, una suburban de los uros, compuesta de dos barquitos con una plataforma en el centro que puede llevar unas 15 personas.

Otra isla que visitamos es la isla Tequile. Esta es una isla real y montañosa, a 36 Kms. de Puno. Como la mayoría de los grupos indígenas viven en comunidad. Todas las decisiones las toman en conjunto, las ganancias de la visitas turísticas se dividen entre todas las familias, su principal labor es la agricultura de subsistencia y la crianza de oveja para sus tejidos. Este es el único grupo indígena donde los hombres tejen, su técnica es compleja ya que lo hacen con cinco agujas. Las mujeres hilan con telares horizontales tradicionales incas, y luego aprendieron a usar el telar vertical europeo. Al llegar a la isla caminamos cuesta arriba por 45 minutos para llegar a la plaza del pueblo, a una altura de 4000 metros sobre el nivel del mar. De más está decir que el ascenso fue lento ya que el soroche puede a uno sorprenderlo en cualquier momento, pero el ejercicio fue estimulante y el sol a esa altura quema deliciosamente. Los Taquiles son tan organizados que los hombres casados llevan gorros rojos con diseños azules, los solteros llevan gorros rojos con blanco, las autoridades llevan sombrero negro, los niños tienen su forma de vestir según su edad, y la comunidad se encarga que no le falte nada a nadie y que todos trabajen. Un señor de sombrero negro decide en qué restaurante va a comer cada grupo, para que todos los restaurantes tengan sus clientes. El nuestro nos sirvió una trucha a la plancha deliciosa, con papas y arroz, y después de una cerveza cuzqueña, empezamos el descenso por el otro lado de la montaña bajando 503 escalones de piedra.

La vida alrededor del lago está dominada por las creencias religiosas y las fiesta folclóricas. Del lado Boliviano se venera a la virgen de Copacabana, del lado peruano a la virgen de la Candelaria. Durante el mes de febrero se celebra el Carnaval, y los pobladores de ambos lados compiten en organizar las mejores comparsas de músicos y bailarinas. Cada año los trajes son más hermosos, algunos siguiendo la tradición ancestral, otros modernizándose con las minifaldas cada vez más cortas, la coreografía más compleja, y los infaltable sombreros de hongo de las cholas adaptados para que luzcan con el traje seleccionado. En el carnaval de San Francisco, EEUU, que tuve la oportunidad de disfrutar el mes de mayo recién pasado, me llamó la atención que las mejores comparsas eran las bolivianas, ganándole por mucho a las escuelas de samba y los grupos de salsa y merengue. Esta es la misma tradición de la cuenca del lago Titicaca.

Puno, la ciudad más importante del lado peruano es considerada la capital del folclor nacional. Su gente es muy industriosa y hacen la mayoría de los trajes y las máscaras que se usan en las múltiples celebraciones y desfiles que se hacen en la zona. Hacen instrumentos de viento, tejidos de llama y alpaca, y se les conoce por los innumerables bailes folclóricos que han llegado a perfeccionar. La ciudad no tiene mucho que mostrar, una plaza de armas, y la calle Lima donde se encuentran los mejores restaurantes del pueblo. Por varias razones Puno me recuerda a Masaya, Nicaragua. Los dejo ahora y partimos hacia el valle sagrado de los Incas.

El Perú profundo

Saliendo de Arequipa hacia el oeste se llega a la reserva nacional de Salinas y Aguada Blanca, al valle del río Colca, y al famoso cañón del Colca, que en su parte más honda llega a tener 3600 metros de profundidad, el doble del Gran cañón del Colorado. Ahora estamos hablando del Perú profundo, del Perú rural, pobre y abandonado, del Perú indígena donde todavía se conserva la lengua, donde se trabajan las terrazas de los tiempos incaicos y preincaicos, donde se vive en condiciones muy similares a las que se vivían antes de la llegada de los españoles, y donde los trajes típicos y las comidas tradicionales siguen siendo un elemento importante del imaginario cultural. Este es el Perú de altura, el Perú de la Sierra, el Perú indígena. Para José Carlos Mariátegui, en Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, este era el Perú auténtico. Para muchos peruanos este es un Perú destinado a desaparecer, un Perú que hay que esconder, que hay que blanquear. Cuando le pregunté a una persona en Arequipa si la población era mayoritariamente quechua o aimara, me contestó airosa, “castellana”. Este ha sido un dilema importante en toda América Latina. El mismo Miguel Ángel Asturias, quien escribió ese monumento de la novela maya llamado Hombres de maíz, en su tesis doctoral había propuesto que la solución al problema del indio era la importación de europeos que mejoraran la raza. Por tanto no es un problema propio del Perú ni de los peruanos. Los países latinoamericanos que no tienen población indígena es porque la aniquilaron. El genocidio que se dio en Argentina y Uruguay, en Cuba y en República Dominicana, y en toda América Latina en general en los siglos XVI y XVII fue peor que el Holocausto judío en la Alemania nazi. Pero volvamos al Perú profundo.


La inmensidad de la cordillera de los Andes en esta parte de sus múltiples versiones es árida y agreste. Los altos picos se combinan con suaves colinas, surcadas de grietas profundas. Es el rostro de un viejo en cuyas arrugas se puede ver la sabiduría y la belleza. La imponente hermosura de sus pampas que parecen no tener fin, la roca viva que como decía Violeta Parra, “es puro mineral”, y la vegetación esmirriada, los chaparrales de altura. Aquí crece la papa que le dio a occidente su principal alimento. Sin la papa no hubiera sido posible la revolución industrial, ya que fue gracias a este tubérculo que la Inglaterra del XIX pudo llevar a cabo la gran transformación que cambió el mundo. La papa permitió alimentar a millones de europeos de forma barata y práctica, y la papa ha permitido a estas gentes sobrevivir los fríos inviernos a base de chuño o papa deshidratada, y charqui o carne deshidratada. Cuatrocientas variedades de papas de todos los colores y tamaños sirven de base a la dieta andina. Aquí se crían también los camélidos: la vicuña y el guanaco, la llama y la alpaca. Bellos y dulces animales que no sólo proveen carne y proteínas, sino también abrigo para el inclemente frío, bestia de carga para aliviar el trabajo de las espaldas del indio, y deidad menor del panteón indígena. En menores alturas se da en abundancia la coca, hoja mágica y milagrosa que permite resistir las inclemencias de la vida, aguantar la sed y el hambre, sobrevivir al cansancio y al mal dormir. La coca está presente en la vida de los indígenas desde el nacimiento hasta la muerte. Cura el cólico de los bebés, en mate calma los dolores de la menstruación, mascado o charchado acompañará al adulto toda su vida, y será parte de las ofrendas y los rituales en cada celebración social y religiosa.

En estos días se celebra el Inti Rayni, la principal celebración religiosa a Inti, el dios sol. Desde el 21 de junio, solsticio de invierno en el hemisferio sur, hasta el 8 de julio, los diferentes pueblos andinos celebran de maneras diferentes al rey del panteón humano: el dios sol. La principal celebración se da en Cuzco, capital del imperio incaico, con trajes de gran colorido, representaciones cuasi teatrales, y 180,000 turistas haciendo el papel del pueblo inca. Pero en todos los pueblos y caseríos se dan las verdaderas celebraciones, los rituales sincréticos donde los elementos del rito católico a menudo se superponen a la tradición ancestral incaica. Por ejemplo, en Yanque, un pequeño pueblo del valle del Colca, la iglesia católica, pobre y sencilla, está llena de motivos indígenas. El altar mayor es un bello ejemplo de barroco americano, totalmente cubierto de pan de oro, el Cristo doliente tiene facciones incaicas, los cuadros de la Virgen que adornan las paredes laterales pertenecen a la escuela del Cuzco y visten trajes de cholas. Los espejos, las llamas, las montañas, el cóndor, todos los elementos indígenas se mezclan con los motivos católicos judeo-cristianos formando el sincretismo propio y único del altiplano andino. Aquí se celebra el día de San Juan, 24 de junio, con muchos elementos que nos recuerdan el Inti Rayni. El día de San Pedro y San Pablo se mezcla con elementos que los curas consideran “paganos”, y así sucesivamente, el santoral católico se ve salpicado del sustrato religioso prehispánico.

Para mí este es un mundo fascinante. Un mundo en extinción, un mundo que cada día se ve más relegado a los museos y a los libros de antropología. El indígena que bailaba para nosotros las danzas regionales del valle del Colca llevaba bajo el poncho un pantalón Adidas. Chivay, la ciudad principal de este valle con su propio microclima, cobra 30 dólares a los turistas por entrar al pueblo. El actual alcalde parece que no está invirtiendo bien estos recursos y para el lunes 2 de julio había paro general. En fin, el mundo del Perú profundo es complejo y difícil de entender para los que ignoramos su teosofía. Las desinencias del quechua por ejemplo, son más ricas que las del español y las del inglés, de forma que las sutilezas que se pueden expresar en quechua con respecto a la tierra son ajenas al español y totalmente ininteligibles para cholos y burgueses. El aimara tiene tres dubitativos cuando en español tenemos dos, por eso se dice que es mejor negociar con un burro que con un aimara. Querid@s amig@s, dejo esta crónica para ir a explorar el lago Titicaca.

Arequipa

Llegar a Arequipa, la ciudad blanca, la ciudad natal de Mario Vargas Llosa, representa varios cambios con respecto a lo que se ha visto hasta entonces. Arequipa es una ciudad que conserva su carácter colonial mejor que Lima, cosa que pasa a menudo con las ciudades de provincia en América Latina. La piedra que se usa para sus construcciones, el sillar, una piedra blanca de origen volcánico, le da la belleza especial que tienen muchos de sus edificios. Blanca y porosa, esta piedra da la sensación de limpieza y antigüedad. La Catedral, los monasterios, las casonas, todos tienen un aire fantasmal, como un paisaje lunar poblado por estructuras familiares. A 7600 pies sobre el nivel del mar, el clima de Arequipa es ideal, fresco, seco y soleado, con buen aire y una vista maravillosa de los tres volcanes tutelares: el Misti, el Chachani, y el Picchu Picchu. Para los centroamericanos, acostumbrados siempre a vivir bajo la protección hierática de un volcán, sentirnos en casa en Arequipa no toma mucho tiempo.


La Plaza Mayor es amplia y hermosa, flanqueada a un lado por la imponente Catedral neoclásica, y en los otros tres costados por tres edificios de dos pisos y arcadas corridas, exactas, llamados portales, que le dan una simetría geométrica digna de atención. Como en todas nuestras ciudades este es el centro neurálgico de la población. El día de nuestra visita se celebraba el día de San Pedro y San Pablo, lo que quiere decir que la mitad de los peruanos lo usan como excusa para no trabajar. La plaza estaba por tanto llena de gente paseando, familias sentadas en los cerquillos y en los sardineles, novios besándose con ternura en las gradas de la Catedral, chicos jugando futbol en el atrio, y decenas de personas vendiendo chucherías y tours para los turistas. La impresión que me dio es que Arequipa es una ciudad con vida propia. Con una población de 1.5 millones de habitantes, parece ser una ciudad ordenada y limpia. Desde la terraza de nuestro hotel se puede contemplar toda la ciudad en 360 grados, la visión es hermosa y notable. No dudo que haya pobreza y barrios marginados en Arequipa, pero como en Querétaro y en Puebla, estos no son tan evidentes como en Managua o en La Paz, en Río de Janeiro o en Lima.

Una de las principales atracciones de la ciudad es el Convento de Santa Catalina. Compuesto por más de 100 habitaciones, este convento historia la forma en que vivían las hermanas durante los siglos XVII y XVIII. No siempre la vida en este convento fue de clausura y recogimiento. Según cuenta el historiador oficial, en un principio la vida en el Convento era un poco más relajada. Las señoras principales que por una razón u otra entraban a vivir en el convento podían traer sus pertenencias y gozar de la compañía de sus sirvientas. Podían recibir visitas y hasta se celebraban fiestas. Cuando pregunté si también se permitían otros actos humanos, el historiador oficial ni lo negó ni lo confirmó. Fue hasta que llegó la superiora Josefa Cadena en 1871 que se acabó la fiesta y empezó la época de estricta vida conventual. ¡Nunca falta un aguafiestas! La Iglesia de la Compañía es también digna de visitar ya que los jesuitas jugaron un papel muy importante en la colonización del área. La Catedral se distingue por su estilo neoclásico, muy distinto del colonial y el barroco que hemos visto en otras ciudades peruanas. Esta Catedral se empezó a construir en 1540 y hasta el día de hoy ha sido destruida 9 veces por terremotos y una vez por incendio en 1844, y sin embargo los arequipeños la vuelven a reconstruir. Por algo llevarán la palabra empeño en su gentilicio.

Arequipa me ha gustado mucho. Parece tener un buen balance entre agricultura e industria, ganadería y comercio. Es una ciudad culta, con museos y librerías, con buen clima y cierta vida nocturna. De aquí para adelante vamos a explorar un Perú más rural, más indígena, y más hermético.

Nazca, Peru

Uno de los misterios más interesantes y famosos de Perú son las líneas de Nazca. Miles y miles de líneas grabadas en el desierto, cubriendo una superficie de 80 kilómetros cuadrados en el rostro de esta parte del desierto peruano. El complejo de líneas se estima fue construido a lo largo de casi ochocientos años, probablemente entre el 100 AC y el 700 DC, por sucesivas generaciones de nazcas, que poco a poco iban haciendo sus trazos en la superficie pedregosa y áspera del desierto, y luego iban limpiando la superficie de las piedras y la tierra más oscura, dejando al descubierto la capa más clara y brillante de abajo. Eso es lo que hace a las líneas visibles desde la distancia. En esta zona del Perú no llueve nunca. En el año 2011 se estima que garuó por 20 minutos. La falta de lluvia es lo que ha permitido que estas líneas milenarias se mantengan en buenas condiciones y no desaparezcan por la erosión. Mientras otras secciones del desierto, cubiertas de fina arena, cambian contantemente por los vientos y las dunas parecen tener vida propia, esta parte es estática y permanente, concebida pareciera para ser un texto monumental, un enorme poema caligráfico escrito por un genio vanguardista.


¿Cuál es la función y el propósito de este complejo mensaje? Muchas teorías se han presentado. Desde la idea que las líneas marcan la localidad de corrientes de agua subterráneas, pasando por la de ser un homenaje a los dioses y rogativas para que no les falte el agua y puedan sobrevivir en una de las condiciones más arduas del planeta; que es un calendario mágico y astral, o centro ceremonial y de culto; hasta la peregrina idea de que las líneas hayan sido construidas para comunicarse con los extraterrestres. Marie Reiche, la matemática alemana que le dedicó toda su vida al estudio, protección e interpretación de las líneas, demostró que muchas de ellas coinciden con diferentes posiciones del sol y las estrellas. También hay evidencia que los nazcas hacían ceremonias religiosas en estas áreas, y se han encontrado restos de altares y cerámica que apuntan a rituales de diferentes tipos. Hay restos de altares pequeños donde el sacerdote o señor principal dirigía una ceremonia, y se ha encontrado también restos de cerámica que se especula sería parte de estas ceremonia. En algunos lugares se ha llegado a encontrar entierros de cabezas humanas elegantemente arregladas y ceremonialmente cortadas. Lo más probable es que las líneas hayan sido construidas por las tres primeras razones: como un sacrificio y homenaje a los dioses para que los ayudara a sobrevivir en el desierto. Es sabido que los desiertos del mundo son lugares propicios para las experiencias místicas. La vastedad de la planicie, la dificultad de la vida, y el enfrentamiento con el firmamento nos lleva inevitablemente a pensar en nuestra finitud, y a reflexionar sobre la significación de nuestra existencia en la tierra. Cuando las condiciones llegaban a ser muy extremas, la tribu sacrificaba a uno de sus miembros a los dioses, demostrando que estaban dispuestos hasta a entregar su vida para demostrar su devoción y compromiso.

La otra atracción curiosa en Nazca son los acueductos subterráneos. Los antiguos indígenas se dieron cuenta que debajo de la tierra existían ríos que traían agua de las sierras. Localizar estas corrientes era uno de los éxitos más felices para estas gentes. Una vez descubierta la corriente, excavaban un pozo cuyo brocal era muy ancho y por medio de una espiral de piedra se iba bajando hasta el agua. El mantenimiento de estos acueductos era una de las labores principales de los nazcas, y reforzaban las paredes con piedras de río, pulidas y redondas, que le dan la belleza y armonía que aún conservan.

En Nazca no hay mucho que hacer además de aprender sobre las líneas y sobre las varias civilizaciones y culturas que han habitado estas tierras. El viaje sobrevolando las líneas es el evento más importante de esta etapa. Los pilotos, experimentados en mostrar las figuras hacen todo tipo de piruetas en el aire y muestran las figuras desde diferentes ángulos. El mareo y la desorientación son muy comunes entre los visitantes, pero eso se quita rápidamente con un par de pisco sawers. Próximo destino: Arequipa.

Lima, Peru

El primer día en Lima fue magnífico. A pesar de ser el inicio del invierno la temperatura estaba en 68 grados F, y el sol brillaba en el cielo limeño. La primera visita fue al Palacio Arzobispal, donde pudimos apreciar excelentes cuadros de la escuela cusqueña, maravillosos ejemplos de mobiliario colonial, y bellos altares barrocos. El control de la iglesia sobre la vida y la moral de los peruanos se puede ver en las estrecha relación entre los arzobispos y los virreyes, especialmente cuando en el siglo XVIII, el arzobispo Diego Morcillo Rubio de Auñón fungió también como virrey y jefe de gobierno.


La Catedral de Lima es hermosa e imponente, y compite con la catedral de León. Se ha dicho que los planos de las dos catedrales se confundieron en el camino y que por eso la de León, Nicaragua es más grande que la de Lima. Otros expertos desafían esta teoría. En la primera capilla de mano derecha se encuentra enterrado Francisco Pizarro, quien con sus trece conquistadores fundó la ciudad de Lima y empezó el sometimiento de los incas. Para los que gustan de la medicina forense esta es una capilla muy interesante ya que provee información detallada de la conservación del cuerpo de conquistador, la razón de su muerte, el estado de descomposición, y la disposición de sus huesos.

Como sucede con todo el anillo del Pacífico, Lima ha sido víctima de varios terremotos severos que han afectado los edificios más importantes. La Catedral sufrió grandes daños en el terremoto de 1687 y de 1746, atrasando la inauguración de la basílica hasta 1758. Pero el terremoto de 1940 volvió a provocar estragos y forzó a las autoridades a reanudar labores de reconstrucción.

La Plaza Mayor es verdaderamente hermosa, amplia, con sus jardines muy bien cuidados y rodeados de importantes edificios como el Palacio de Gobierno y la Alcaldía de Lima. La limpieza de la Plaza nos llamó la atención, sobretodo cuando lo comparamos con el estado de suciedad de las plazas en otros países latinoamericanos. El día de nuestra visita pudimos disfrutar a las 11:45 del cambio de guardia en el Palacio de Gobierno, y por la tarde de la celebración del cumpleaños número 50 del presidente Ollanta Humala.

Otras casas importantes que visitamos fueron la Casa de Aliaga y la Casa de Riva Aguado. El antiguo Palacio de correos, hoy convertido en mercado de bisutería se ve muy venido a menos, pero mantiene muestras de su antigua belleza. Jerónimo de Aliaga, lugarteniente de Pizarro y dueño de la casa más antigua de Lima, logró esta posición gracias a sus servicios al conquistador, especialmente por el hecho que sabía leer y escribir, y Pizarro, que era analfabeta, quería tenerlo cerca para cuando se necesitara escribir algún memorial o decreto. Gran parte de la madera que se empleó en la construcción de estos edificios, altares, y escalinatas fueron importadas de América Central, junto con miles de indígenas que se necesitaban para el transporte y la construcción, desarrollándose así el primer genocidio de los indígenas centroamericanos.

Por la noche fuimos a cenar al famoso restaurante Astrid y Gastón, donde gustamos una gran variedad de platos peruanos, poéticamente trabajados para desarrollar sus esencias y sabores. El vino peruano demostró tener buen bouquet y sabor, y alegró la conversación con mi amigo de los tiempos de Lovaina, Antonio Bernales y su esposa Lily. Pasamos una noche maravillosa. Mañana salimos para Nazca.